¿Estás comprometido a transformar tus resultados, tus relaciones y tus discursos?
Indudablemente quieras o no reconocerlo, eres una marca personal en todo momento, tengas o no un emprendimiento. Tus palabras, tus decisiones, tus rutinas y tus acciones hablan de ti. ¿Has sentido cómo en tu vida cotidiana recibes retroalimentación constante sin darte cuenta? Pues bien, eres un proyector de realidades.